La filosofía enseña a pensar bien. La filosofía lo que hace es motivar al pensador para que sea riguroso. Para que utilice su conocimiento y que busque lo que le hace falta. Por lo tanto, nuestra búsqueda de información tiene que ser práctica.
Te ayuda a entender la realidad. Mientras que las demás materias se ocupan de una parcela de la realidad, la filosofía se ocupa de la totalidad de los seres.
También contribuye a clarificar y mejorar el propio mundo. Las personas compartimos muchas cosas, el trabajo, el coche, la casa, etc; pero cada uno vive en su propio mundo: siente las cosas de una manera, tiene una biografía distinta, intereses y experiencias diferentes. La filosofía permite luchar contra los prujicios y nos anima a adoptar una actitud crítica ante las cosas.
Debemos intentar que nuestro mundo personal vaya siendo cada vez más claro y entrar en relación con los demás.
Ayuda a vivir libremente, es decir, la filosofía nos ayuda a encontrar el sentido de nuestra vida, a construir nuestro propio proyecto personal, a comprender a los demás, a decirnos lo que debemos tolerar y lo que no. Por eso se dice que la filosofía es revolucionaria.
Colabora en la realización del proyecto ético común de construir un mundo justo y solidario. Un mundo compartido en el que todos podamos convivir con justicia, y en el que estemos en buenas condiciones para realizar nuestro proyecto individual de felicidad. Para ello, mi proyecto de felicidad tiene que ser respetuoso con los demás, si tú eres justo contigo mismo, serás justo con los demás.
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